Leyendas de la llorona

Las Leyendas de la llorona más aterradoras que la gente dice que vivió o experimento.

La República Mexicana y Guatemala tienen muchas cosas en común. Basta recordar que, en algún momento, ambos países formaron parte de una sola región en el continente latinoamericano. Al tratarse de pueblos hermanos, es lógico que tengamos leyendas similares.

Uno de los relatos que escuché y que más me gustaron durante mi visita a la capital guatemalteca, fue el que me contó mi amiga Sandra, acerca de la leyenda de la llorona.

Se supone que se trata de una mujer que extravió a sus tres hijos y que desde el momento de la desaparición de estos dedicó el resto de su vida a escudriñar cada rincón con el fin de localizarlos. Sin embargo, al no encontrarlos en vida, le pidió al señor de los infiernos que le permitiera regresar a la tierra a completar su búsqueda.

Éste le concedió su deseo, sólo que la transformó en un alma en pena, pues ni a los demonios ni a los ángeles se les tiene permitido recorrer las calles de la ciudad como una figura fantasmagórica. De acuerdo a lo que se sabe del mito de la llorona, ésta recorría las calles céntricas, hasta que llegaba a un sitio en donde había abundante agua. En ese momento, el espectro desaparecía y no volvía a mostrarse hasta el día siguiente.

Del mismo modo, nadie le pudo ver el rostro, pues este siempre estaba cubierto por un velo. Me contaron que esa mujer respondía al nombre de María. Ella era de una familia bien acomodada y se había casado también con un hombre de clase alta.

Como su marido era muchos años mayor que ella, a menudo se le veía salir de su casa acompañada de alguna amiga soltera. En caso de que no lo sepas, este tipo de enlaces matrimoniales se caracterizaba porque la mujer terminaba derrochando la fortuna de su marido.

El dinero se acabó mucho antes de lo esperado, pues su esposo enfermó de un grave padecimiento y parte de su fortuna se esfumó en distintos tratamientos que intentaron salvarle la vida.

Desde luego, María no estaba acostumbrada a trabajar y mucho menos a dejar su vida llena de fiestas y lujos. Por ello quiso dejarle sus hijos a su madre, pero ésta le dijo que ella debía hacerse cargo de la situación.

Otro de sus intentos fue casarse con un hombre de su edad, que había sido su pretendiente años atrás y que ahora tenía una buena posición económica. No obstante, él también la rechazó.

Entonces, una noche en la que la maldad nubló su ser, se le ocurrió decirles a sus hijos que los llevaría a dar un paseo y luego les daría de cenar lo que ellos quisieran. Los niños se entusiasmaron muchísimo, ya que hacía mucho tiempo que solamente podían comer una vez al día.

Cuando arribaron al sitio planeado, la mujer sin ningún tipo de miramientos arrojó a sus hijos al profundo y helado río. Los cuerpecitos se congelaron de inmediato. Instantes más tarde, aquella dama se alejó del lugar con la intención de no volver jamás.

A pesar de ello, el remordimiento no la dejó vivir y fue entonces cuando nació la leyenda de terror de la llorona.

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